Llegaste sobre el viento, sonreías. Danzando movías las caderas y tu voz entonaba una melodía que hacia bailar los
corazones. Todos necesitaban de ti, todos se sentían solos sin ti.
Entre
aromas, fulgores, los mejores colores, fuiste proclamada diosa de los sueños. La
más mujer entre todas las mujeres.
Dolías
en el corazón, pero tu hermosura curaba la soledad.
Desafiando
al destino inevitable, el más hombre de los hombres se te acerco intentando
robarte un beso, tú, giraste más ligera que un colibrí sin darte cuenta de su
presencia y antes de que pudiera tocarte lo redujiste a gotitas de lagrima.
Y nadie
se salvaba de quererte. Hombres y mujeres padecían del corazón, lo médicos
informaban muertes de amor a primera vista.
La
suerte era una entre el infinito, quererte y salir ileso era toda una hazaña…
que nunca nadie pudo conquistar.
Sólo un
sueño de ti, un sueño tan real que todavía te siento.
Tú,
mujer, diosa de mi sueño.
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